segunda-feira, 24 de abril de 2006

Eduardo Galeano

"No manicômio global, entre um senhor que julga ser maomé e outro que acredita ser buffalo bill, entre o terrorrismo dos atentados e o terrorrismo da guerra, a violência está nos arruinando"

"O corpo não é uma máquina como nos diz a ciência. Nem uma culpa como nos fez crer a religião. O corpo é uma festa."

"A televisão, essa última luz que te salva da solidão e da noite, é a realidade. Porque a vida é um espetáculo: para os que se comportem bem, o sistema promete uma boa poltrona".

«Esta guerra será larga», ha anunciado el presidente del planeta. Mala noticia para los civiles que están muriendo y morirán, excelente noticia para los fabricantes de armas. No importa que las guerras sean eficaces. Lo que importa es que sean lucrativas. Desde el 11 de setiembre, las acciones de General Dynamics, Lockheed, Northrop Grumman, Raytheon y otras empresas de la industria bélica han subido en línea recta en Wall Street. La bolsa las ama.

Cuando el Demonio apareció, en forma de becaria, en el Salón Oval de la Casa Blanca, el presidente Bill Clinton no recurrió al anticuado método católico. En cambio, para espantar a Satanás Clinton ensayó unos bombardeos sobre Sudán y Afganistán, y después arrojó un huracán de misiles desde el cielo de Irak. De inmediato, las encuestas de opinión pública revelaron que el Diablo se batía en retirada: ocho de cada 10 estadunidenses apoyaron ese ritual de las armas, y de paso confirmaron que Dios estaba, como siempre, de su lado.

Nenhum comentário: